El Gourmet Urbano: Anabella Barrios (@psicocina): Padres e hijos disfrutando de la comida todos los días.

lunes, 9 de mayo de 2011

Anabella Barrios (@psicocina): Padres e hijos disfrutando de la comida todos los días.

 

¡Mis queridos amigos! ¿Cómo están?
 
Encontrarme por esta vía con ustedes es siempre un placer, lo disfruto un montón, no sólo porque me encuentro con ustedes sino porque mientras lo hago me siento al lado de mi abuela de 90 años y nos acompañamos un rato. Y de eso se trata lo que hoy les voy a contar, de hacer del deber un placer.

 
Hoy voy a compartir con ustedes la ponencia que el Chef @chucho_rojas y mi persona tuvimos el honor de ofrecer a los asistentes a @ComemeMercado del Gusto el pasado sábado 30 de abril. Chucho y yo unimos de nuevo nuestras fuerzas y conocimientos para ofrecer una rendija de oportunidad de disfrutar con sus hijos la comida, les ofrecimos herramientas prácticas y teóricas que en el ajetreo de todos los días los invite a disfrutar, y hacer del deber un placer.
 
Hablando para adelante y para atrás, horas y días de conversa, intercambio y preparación, Chucho y yo concluimos que debíamos “Aventurarnos, atrevernos a ser humanos; aventurarnos, atrevernos a cocinar; aventurarnos, atrevernos a descubrir lo que los ingredientes nos pueden dar y aventurarnos y atrevernos a disfrutar de la simplicidad y en la cocina a los niños incorporar”.
Recordamos el placer de invertir tiempo en la cocina, en ese espacio mágico en el que las reglas son las mismas para grandes y pequeños, pues con un cuchillo ninguno jugamos y es importante correctamente aprender a usar, la responsabilidad sin darnos cuenta en los niños se llega a desarrollar, la oportunidad de ser valientes, de intentarlo, equivocarnos y aprender a hacerlo bien, llegamos a fortalecer, y la diversidad de ingredientes, comidas cotidianidad comienza a hacerse.
 
“ Aventurémonos, atrevámonos a ser humanos” porque sin darnos cuenta, por ser humanos contamos con el privilegio de pensar y darnos cuenta de que pensamos y sentir y darnos cuenta de que sentimos, de no comer solo por necesidad o impulso, sino porque lo queremos hacer. Como humanos contamos con la posibilidad, la voluntad de no conformarnos con el alimento como nos viene dado, sino de transformarlo en algo distinto, cocinarlo. Así, el sábado convertimos una lata de petit pois en una exquisita crema de guisantes con praliné de comino, dados de chuleta ahumada y hojita de cilantro.
 
Les cuento, para la crema usó una lata de petit- pois, caldo de verduras, una chuleta ahumada a la que separó carne del hueso, cortándola en cubos pequeños y dorándola por una parte y por otra en una sartén con aceite de oliva dorando también su hueso. Adicionalmente, usamos comino, sal, azúcar y pimienta al gusto, y para decorar hojas de cilantro.
 
El caldo se preparó en el sitio, para ello tomamos lo que los franceses llaman un mirepoix (1zanahoria, 1cebolla blanca, 1 tallo de ajo porro y célery, todos cortados en cubos grandes y dorados dentro de una olla con un poco de aceite de oliva a tempera media alta, luego incorpora el hueso previamente dorado, el litro de agua y una hoja de laurel)
 
Chucho buscó darle punch, un toque gourmet a lo que teníamos en nuestra despensa, con la ayuda de una de mis alumnas. Elaboró una praliné invertida de Comino, con lo que todos logramos descubrir una explosión de aromas y nueva posibilidad de sabor, un toque singular. Para ello colocó un poco de comino sobre la sartén caliente y cuando los aromas comenzaron a dar razón, incorporó aceite de oliva, removió, agregó una poco de azúcar, sal y pimienta y cuando toda la mezcla se deslizaba sobre la sartén, rodaba con facilidad, estaba lista para reposar en frío.
 
Al final, licuó los guisantes con un poco del caldo. La sirvió y sobre ella decoró con unos cubitos de chuleta, le espolvoreó la praliné de comino y una hoja de cilantro. ¿Y saben qué hizo con el agua de la lata de petit pois? , la utilizó con unas vainitas frescas, las sumergió ahí para que con el glutamato monosódico que esta agua contiene avivara el sabor del vegetal. Al rato, las sacó de ahí e hizo otra crema, con el mismo caldo de base… nos demostró que con una latica mucho era lo que podíamos hacer, y un caldo que en el congelador podemos conservar, muchas posibilidades nos puede dar.
 
En el camino los invitamos a hacer lo que el Chef Tomás Fernández llama, turismo sensorial, detengámonos un instante a oler, cuando mordamos sintamos la textura, cuando nos encontremos con el jengibre exploremos como es su gusto retro nasal y no solo bucal, veamos los colores. Hagamos porciones con formas, con tamaños fáciles de introducir a la boca, fáciles de manipular.
 
Y lo más importante de todo: el amor. El amor es el que da el mejor sabor, nos llena de ilusión e inspiración, intentémoslo, arriesguémonos, atrevámonos a ser humanos, a cocinar, a descubrir y disfrutar, el color y las emociones junto a los niños incorporar.
 
Hasta la próxima amigos. ¡Los quiero!
 
Anabella Barrios Matthies
Psicóloga de profesión – pastelera de corazón – cocinera en acción
 
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