El Gourmet Urbano: El Shanghai apaga los fogones

viernes, 21 de marzo de 2014

El Shanghai apaga los fogones

El primer restaurante de comida china de la ciudad, situado en plaza de Compostela desde 1982, cierra sus puertas al prejubilarse sus propietarios

Días antes de abrir las puertas del restaurante Shanghai, en 1982, Yvonne Shan compró dos macetas con "troncos de brasil" para adornar la entrada que da a plaza de Compostela. Sus hojas apenas asomaban entonces un palmo de la tierra. Hoy las plantas lucen un brillo maduro, los brotes más altos rozan casi el techo y su vigor ha obligado a Shan a podarlas en alguna ocasión. En breves los arbustos tendrán que abandonar el umbral de la Alameda para buscar un nuevo destino. Después de 32 años con los fogones encendidos, la emblemática Shanghai baja la verja de forma definitiva.

 

Yvonne Shan y Perry Yu, ayer, ante las puertas del restaurante Shanghai, en la Alameda. // J. de Arcos Yvonne Shan y Perry Yu, ayer, ante las puertas del restaurante Shanghai, en la Alameda. // J. de Arcos

 

Para los anales lega dos grandes méritos: ser el primer restaurante asiático en Vigo y, gracias a su fama, haber sentado a su mesa -en la tierra por excelencia del marisco- a comensales célebres, como Emilio Alberto Aragón, "Miliki"; las "Tacañonas" del programa "Un, dos, tres"; presentadores de la tele, músicos, personajes de la prensa rosa o incluso políticos. El domingo Shan y su marido, Perry Yu, sirvieron los últimos menús de su dilatada carrera. "Nos prejubilamos", explica Shan, franca y risueña, desde el comedor.

El desembarco en Vigo de la familia Yu Shan se remonta a principios de los años 80. Oriundos de Shanghai -bautizaron el negocio con el nombre de su ciudad-, la pareja llegó a Galicia tras recalar primero durante algún tiempo en Canarias. "Allí trabajábamos en un restaurante; pero decidimos venir a Vigo porque nos encantó la ciudad", recuerda la hostelera. La apuesta fue arriesgada. Menos sencillo aún resultó sacarla adelante. "Fuimos el primer restaurante chino de la ciudad", explica Shan antes de concretar que el matrimonio se hizo con el establecimiento que había abierto meses antes otro compatriota.

 

Su condición de pioneros de la gastronomía asiática les obligó a lidiar con varias dificultades: ¿Cómo hacerse con los ingredientes más exóticos? ¿De dónde sacar los cuadros, lámparas, biombos, sillas, estatuas, molduras de madera... Con motivos orientales que ambientan el local? Shan sonríe y se explica con concisión. "Hay mucha gente que nos pregunta por la decoración... Proviene toda de Hong Kong y Taiwán; ahora que cerramos buscamos gente interesada en las piezas" . En cuanto a los ingredientes, la restauradora revela que "la mayoría de los productos son gallegos; cosas como la salsa de soja o la de bambú la conseguimos a través de Madrid desde 1982". Acceder a ellos resulta ahora, sin embargo, mucho más fácil que hace tres décadas.

 

Otro reto a batir fue el desconocimiento de la gastronomía oriental. "Al principio los clientes me preguntaban por los platos, pero la respuesta del público siempre fue muy buena, desde el principio... La gente disfruta las recetas", recuerda Shan. Sentada a una de las mesas del comedor, mientras Yu revisa papeles, la restauradora de Shanghai se resiste a destacar una de sus creaciones por encima del resto. "No tenemos plato estrella; la carta ha ido cambiando con los años hasta tener cerca de 240 opciones... Hay que estar innovando siempre y buscar nuevas comidas".

 

A esa variedad contribuye la rica huerta y los mariscos, carnes y pescados gallegos. "Esta tierra es una mina de alimentos", apostilla Shan, quien se reconoce una enamorada del cocido, el lacón con grelos y la empanada gallegas.

 

"Antes de bajar el telón quisiera dar las gracias a nuestros clientes, proveedores y a toda la ciudad y Galicia", insiste la hostelera china. Gracias a ese apoyo el matrimonio logró establecerse en Vigo e incluso echar raíces -su hija está casada con un español-, a pesar de que cuando aterrizaron en las Rías Baixas la comunidad china local era casi inexistente. "Seríamos unas diez o quince personas en toda la ciudad", apostilla Yu. A lo largo de las últimas tres décadas esa realidad cambió por completo: el último padrón municipal del Concello contabiliza en enero 489 chinos y el interés por el "gigante asiático" no para de crecer. Si en los años 80 Shan tuvo que aprender el idioma a base de ver el diccionario y las películas; ahora son los gallegos interesados en China quienes acuden allí. Yu incluso ejerce en ocasiones como guía turístico para los grupos de asiáticos que visitan la ciudad.

 

Fuente: ocio.farodevigo.es

 

 

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