El Gourmet Urbano: Una cata para aprender a saborear el aceite de oliva virgen extra

sábado, 18 de abril de 2015

Una cata para aprender a saborear el aceite de oliva virgen extra

El aceite de oliva virgen extra es fundamental para mantener una dieta sana y equilibrada y hay que saber disfrutarlo en toda su intensidad.

 

Ricardo Romero, experimentado empresario del sector aceitero del Bajo Aragón, responsable de la empresa La Arboleda, con una larga tradición en la elaboración del zumo de aceitunas, impartió el pasado jueves 9 de abril en una de las salas del restaurante de El Corte Inglés del paseo de Sagasta una interesante cata didáctica para aprender a distinguir las cualidades y los defectos en un aceite de oliva.

 

Ricardo Romero, durante la cata de aceite que impartió el jueves en El Corte Inglés de Zaragoza.Ricardo Romero, durante la cata de aceite que impartió el jueves en El Corte Inglés de Zaragoza. Heraldo

     

    Cualquier consumidor que quiera disfrutar como se merece un buen aceite de oliva virgen extra debería apuntarse alguna vez a una sesión de este tipo, donde se dan algunas de las claves para detectar los defectos que puede presentar un zumo de aceitunas, cuya presencia e intensidad son determinantes a la hora de calificar el aceite como virgen extra, virgen o lampante.

     

    Defectos y virtudes

    Así, los principales defectos que puede presentar un aceite son: atrojado/borras, moho/humedad/tierra, avinado/avinagrado/ácido/agrio, madera húmeda (como consecuencia de que las aceitunas se hayan helado), o rancio.

    Hay otros menos frecuentes pero que también pueden hacer su aparición, como olores y sabores metálicos, heno, gusano, salmuera, basto, quemado, alpechín, esparto, pepino o lubricante.

    Y en la parte contraria, están los atributos del producto, que se reflejan en el frutado, el amargo y el picante, aunque no basta con que estas cualidades sean más o menos intensas, sino que debe haber equilibrio entre ellas para que no predomine, por ejemplo, un picante excesivo o un amargo tan intenso que hagan desagradable su consumo.

    Con este tipo de cursillos, el consumidor aprende no solo a disfrutar un buen aceite, sino también a valorarlo como se merece y, en consecuencia, se conciencia de que el aceite de oliva virgen extra no es caro sino que cuesta lo que en realidad vale por su calidad.

    Como puso de relieve Romero, con una masiva culturización del consumidor, se podrían cambiar algunas tendencias de mercado, como la del envasado del aceite de oliva virgen extra en garrafas o botellas de plástico, donde tiene una peor conservación y evolución que en latas, cuyo coste es ligeramente superior a las garrafas.

    José Luis Solanilla

    Fuente: heraldo.es

     

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