El Gourmet Urbano: La nata: ingrediente clave en la gastronomía francesa

miércoles, 13 de enero de 2016

La nata: ingrediente clave en la gastronomía francesa

La gastronomía francesa es una de las más conocidas y reputadas por su carácter único, con una influencia que ha llegado a todos los rincones del mundo. Los franceses sienten auténtica pasión por la cocina y por el buen comer, siempre con su particular refinamiento. Además valoran mucho la calidad de sus productos tradicionales, entre los que se encuentra un ingrediente clave, la nata.


Francia es un país muy ligado a la producción de leche y derivados lácteos gracias a la larga tradición de granjas y artesanos que siguen elaborando hoy productos de la mejor calidad. La nata juega un papel esencial en su gastronomía, pues es uno de los ingredientes fundamentales de los grandes chefs y también de los mejores pasteleros, base de múltiples platos y elaboraciones de todo tipo. La historia de la cocina francesa no se puede entender sin la presencia de la nata.

Señas de identidad



La nata francesa tiene una gran fama fuera de sus fronteras por su carácter único que la hacen realmente especial. El secreto está en la larga tradición de Francia en su elaboración y consumo,siempre tratando la materia prima con delicadeza y cuidando al máximo el producto para conseguir los mejores resultados. Los franceses dominan a la perfección el arte de producir y cocinar con nata.

Todo comienza con el ingrediente básico: la leche fresca. Se obtiene de de vacas criadas con los mejores pastos en las diferentes regiones del país, destacando especialmente las granjas de las zonas de montaña y del norte, como Normandía. Utilizar una leche de primera calidad, rica en sabor y aromas, es el primer paso para obtener una nata de categoría, y eso lo saben muy bien los franceses más gourmets.

La nata en la alta grastronomía



Los grandes chefs franceses como Alain Montigny o Thibault Sombardier saben que el éxito final de un gran plato siempre empieza por los ingredientes, por eso solo utilizan una nata de verdadera calidad en la que pueden confiar para conseguir los mejores resultados. En la alta gastronomía no es solo un ingrediente más, la nata juega un papel clave a la hora de enriquecer todo tipo de platos, ya que aporta textura, sabor y presencia en el emplatado.

Uno de los pilares de la cocina francesa son las salsas que hoy se utilizan en todo el mundo, y la nata es fundamental para conseguir un resultado de verdadera cremosidad que realce los sabores. También hace una pareja de excepción con otro de los productos estrella de Francia, los quesos, que se funden y combinan en todo tipo de elaboraciones para acompañar carnes, pescados y verduras.

La pastelería tampoco se puede separar del uso de la nata. Hoy en día los mejores maestros pasteleros y chocolateros siguen estudiando y trabajando en obradores franceses, donde dominan a la perfección las posibilidades de las cremas para crear dulces que son auténticas obras de arte para golosos. Son elaboraciones muy complejas para las que es imprescindible contar con una nata de calidad.

Los secretos de la nata en Francia



Uno de los secretos que explica el éxito de la nata francesa es el alto conocimiento y dominio del producto que se ha adquirido tras muchos años de trabajo y estudio. Los grandes cocineros y pasteleros llevan décadas trabajando mano a mano con los granjeros y productores de leche y nata para conseguir una materia prima de primerísima calidad, asegurándose así los mejores ingredientes.

La buena nata se distingue porque en su elaboración solo se ha usado auténtica leche fresca que pasa por diversos controles de calidad. Al probarla se reconoce su delicada textura, suave y ligera pero al mismo tiempo cremosa, con aromas naturales y dulces que recuerdan al campo. En la cocina aporta untuosidad, cubre y suaviza cualquier plato realzando además los sabores de forma equilibrada.

De este modo, si queremos llevar todos los sabores de Francia a nuestra mesa solo tenemos que recrear los grandes platos de los chefs en nuestra cocina. Por ejemplo, en una receta de pescado en salsa como el salmón sobre crema de espinacas, una tarta salada como la tarta de brie y puerros, o una guarnición clásica de patatas como el gratinado de patatas con queso camembert.

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